lunes, 15 de junio de 2009

Te miro, me miras. Sonrío. Esperanza. Recuerdos de un beso, una caricia, una sonrisa, una palabra, un gesto. Amor. Quizás nada ha cambiado. Quizás aún es real. Me sonrojo, mis ojos brillan como diamantes, las mariposas de mi estómago no paran quietas. Bajo un instante la mirada, esperando ver la tuya al levantar la cabeza, como una señal. Levanto la cabeza ahí están tu mirada y tu sonrisa, tan perfectas e hipnóticas como siempre. Doy un paso hacia ti y te das cuenta. No me mirabas a mí, no me sonreías. Ni siquiera me habías visto. Ahora me miras y tus ojos han cambiado, tu sonrisa se desvanece y niegas con la cabeza. Entonces miras hacia allí. La miras a ella y se mueren las mariposas. La sonríes y los diamantes son lágrimas. Te sonrojas y palidezco. La abrazas y se rompen mis recuerdos. La besas mi amor ya no es amor. Es otra cosa. Porque esto que siento, este dolor, no puede ser amor. O quizás sí. Porque, realmente ¿qué es el amor?

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