lunes, 6 de julio de 2009

Vivía dormida entre mil fantasías perfectas, únicas ... soñadas. Sueños increíbles que me hacían volar y sentir lo imposible. Sueños. Pero entonces despierto. La luz de la realidad me deslumbra y me siento perdida, mis ojos se acostumbran poco a poco pero aún así no me encuentro, busco mis fantasías y no están. Lloro sin llorar y me pregunto quién se las habrá llevado, ni siquiera puedo recordarlas con precisión y deseo estar dormida de nuevo, no estar perdida.


Ojalá alguien me buscase así como yo busco mis fantasías, ojalá alguien...me encontrase. Pienso esto en el instante en que tus ojos se cruzan con los míos y sin saber porqué, me siento encontrada y me doy cuenta de que sobre tu cabeza planean mis fantasías, como pequeños pájaros de cristal. Te miro y uno estalla en mil pedazos, sonrío y otros dos siguen al anterior, y así, a medida que algo crece en mi interior mis fantasías desaparecen, son innecesarias ya que tú las superas con creces a todas ellas.



Tú, el que me sacó de mi sueño para hacerme ver la realidad de los sentimientos, que no son rosa pastel sino de mil y un colores a un tiempo, cambiantes como el mar y llenos de subidas y bajadas cual montaña rusa infinita.



Tú, quien me dijo el primer te quiero sin palabras.



Tú, que con tu sola presencia me haces ser feliz.



Tú, sin cuya existencia ya no concibo el mundo.



Tú.

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